Parador de Toledo.


Hace unas semanas, en una rápida visita a Toledo, tuve la suerte de poder comer en uno de los mejores restaurantes en los que he tenido la suerte de estar.
Aperitivo; judias.
A parte de el enclave excepcional, ya que cuenta con unas maravillosas vistas de toda la ciudad (la foto de arriba está tomada desde allí), el servicio, la atención y la calidad de la comida son altamente impresionantes, aunque la llegada es complicada y está un poco regular indicado. A pesar de llegar en plena hora punta de comidas estando el salón un poco lleno, la tranquilidad y casi silencio que había era asombroso. Los camareros atentísimos de todas tus necesidades y gustos, ya que donde sentarte es de tu elección.
Primer plato; espárragos con salsa de mantequilla.
Metiéndonos en el tema de la comida, salí completamente enamorada. Los menus que constan de; aperitivo, primer plato, segundo plato, postre, agua o vino y pan, tan sólo cuestan 30€, algo sorprendentemente barato para tratarse de un parador. La comida estaba exquisita, servida con rapidez,  eficacia y abundancia (los platos no son escasos). Al ir con otras dos personas más tuve la suerte de probar platos muy diferentes y, puedo asegurar que, no hay nada que les salga malo allí.


Primer plato; calabacines rellenos de frutos del mar.
Primer plato; entremeses.


Segundo plato; solomillo con salsa de queso azul.

Segundo plato; Milhoja de verduras.













Segundo plato; cordero.











Por desgracia, mi ansia viva me impidió hacerle una foto a los postres. Siendo yo muy reacia a los postres, estos me enamoraron, en especial la leche frita.
Como punto final, optamos por tomarnos un café en la terraza, disfrutando de las maravillosas vistas de la antigua capital.
Mi consejo; si tenéis oportunidad de ir, no la desaprovechéis ya que se trata de un lugar excepcional.

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